sábado, 22 de noviembre de 2014

AMANIA (FERNANDO PÉREZ SAÑUDO)



Se suele recomendar a los autores noveles que escriban sobre aquello que mejor conocen. De tal consejo resultan, por lo general, novelas de iniciación a la vida, líricas y autocomplacientes, en las que protagonista, narrador y autor se hacen indistinguibles. Fernando, ese chaval de aire ausente, serio a veces, siempre afable, al que suele verse durante los recreos inclinado sobre un libro, o dos, o tres, ha resultado ser como autor tan disciplinado y obediente como lo es como alumno y ha seguido al pie de la letra la recomendación. El resultado, sin embargo, está lejos de ser uno de esos relatos autocomplacientes a los que antes hacía referencia. Y es que lo que mejor conoce Fernando son los entresijos de la Historia de Roma, como bien he podido comprobar yo misma durante estos ¡casi tres cursos ya! en que he tenido la suerte de disfrutarlo como alumno de Latín y Griego.
Así que, en lugar de hablarnos sobre sí mismo y adscribirse al subgénero de la confesión adolescente, Fernando toma distancia y nos ofrece un estupendo relato de aventuras ambientado en los comienzos de las Guerras Cántabras (29 a. C.) en un agreste, frío y lluvioso valle norteño que a todos resultará de lo más familiar. No en vano se llama Amania y está presidido por una montaña de forma singular rebautizada para la ocasión como Roca del Druida. Hasta allí llega Eidan Acha, Albius, reclutado como traductor por Marco Albius Flavus, un prefecto romano tan sádico como imprevisible enviado para apoyar a los autrigones, tribu aliada de Roma, en su resistencia contra las razzias cántabras. Lo que sigue es el relato en primera persona -todo un acierto- de las idas y venidas de Eidan, no tanto un héroe como un superviviente, en el que hay lugar para luchas, emboscadas, torturas, amistad, humor inteligente -marca de la casa- y, sobre todo, cruentas y vividísimas batallas, en las que Fernando demuestra su dominio de la estrategia militar romana y que es capaz de entusiasmarse con la prosa de Julio César bastante más que quien desde aquí os habla, que ya es decir. 

Si, como espero, habéis llegado hasta aquí, habréis advertido ya lo orgullosa que me siento de tener a Fernando como alumno, no porque yo haya tenido nada que ver en su interés por la Historia de Roma, pues, como a mí me gusta decir, nuestro talentoso amigo nos venía así de serie, sino porque quiero creer que casos como el suyo y el de otros tantos pocos que me han tocado en suerte, arrojan esperanza en estos tiempos sombríos de pragmatismo extremo que tan acogotados tienen al Latín y Griego en particular y a las Humanidades en general. Así que, por la parte que me toca, Fernando, gratias et congratulationes plurimas!
Y vosotros, mis jóvenes amigos, leed Amania de Fernando Pérez Sañudo.

Cecilia Blanco Pascual, Caecilia