jueves, 13 de diciembre de 2012

MORIRÁS EN CHAFARINAS (FERNANDO LALANA)



Lo dicho... ¡No damos abasto! El otro día nos despedíamos hasta el próximo año y hoy volvemos por aquí para dejaros la más que entusiasta recomendación que Kosma Campanón Kublin, de 4º de la ESO, nos trae. Su objeto no es otro que Morirás en Chafarinas, todo un clásico de las bibliotecas de instituto que en el mundo están. Por lo que nos dice, ¡le ha encantado! Eso sí, si os ha picado la curiosidad, os tocará sacarlo de la biblioteca, pues el bueno de Kosma no nos cuenta demasiado sobre el tema o argumento de la novela de Fernando Lalana. En cualquier caso, leed, leed, mis jóvenes amigos.
                                               

El libro Morirás en Chafarinas es una misteriosa novela en la que no te das cuenta de lo que ocurre hasta el final. Me ha gustado y, aunque no leo muchos libros, este me ha enganchado, por lo que recomiendo leerlo, sobre todo para aquellas personas a las que no les guste leer, porque además es un libro fácil de entender. Normal que haya conseguido el Premio al mejor libro juvenil de 1991. ¡Es una auténtica maravilla!

El autor de este libro, Fernando Lalana, tiene una colección fabulosa, fácil y emocionante, que también recomiendo. Si alguien ha leído ya este libro puede continuarlo en su segunda parte.


Por Kosma Campanón Kublin (4º de la ESO)

martes, 11 de diciembre de 2012

ADICCIÓN DE CLAUDIA GRAY



Tras las más que creativas sorpresas de las últimas semanas volvemos a la crítica sensu stricto para hacerle un hueco a la reseña que Lidia Gómez, de 3º de la ESO, nos envía. En ella nos habla con tibieza de Adicción de Claudia Gray, que parece ideal para aquellos a los que el fin de la saga Crepúsculo de Stephenie Meyer haya dejado vacíos. Desde aquí, por supuesto, le agradecemos su colaboración y seguimos celebrando que este curso estéis todos tan dispuestos a contarnos lo que leéis y escribís. Y por si no nos vemos antes, mis jóvenes amigos, ¡muy Feliz Navidad y que el próximo 2013 venga cargado de buenas lecturas para todos!
                                              
Adicción es el segundo libro de la saga medianoche de Claudia Gray.
Este libro narra en primera persona las dificultades que encuentran los protagonistas (Lucas y Bianca) para estar juntos, debido a que ella es vampiro y él pertenece a un club de cazavampiros; sobre todo, después de que él tuviera que huir.
Bianca en esta segunda parte madurará y tendrá que elegir: ayudar a sus padres vampiros o escaparse con Lucas para ser feliz.
A mi parecer, esta saga me gusta, debido a que en cada uno de los libros, la historia empieza con una determinada situación y al llegar al final todo se da la vuelta y acaba inesperadamente, provocando en el lector una especie de intriga que engancha hasta el final.
Este libro no es muy pesado de leer, por lo que lo recomiendo; tiene parte de acción, fantasía, amor…
Por Lidia Gómez Lucas (3º de la ESO)

miércoles, 5 de diciembre de 2012

UNA DE POESÍA



Se nos presenta este curso de lo más creativo y nosotros, claro está, estamos encantados de ello. Si el pasado mes Fernando y Daniel, de 4º de la ESO, nos sorprendían y aterrorizaban con sendos relatos originales, hoy nos visitan Uxue Vadillo y Maitane Vivanco, de 2º de la ESO, para dejarnos por aquí las magníficas, brillantes versiones que de un poema de Juan Ramón Jiménez han realizado bajo la atenta supervisión de María, su profesora de lengua. Os dejo en primer lugar el poema original para que veáis qué gran trabajo han realizado. ¡Enhorabuena, chicas!

¡Infancia! ¡Campo verde, campanario, palmera,
Mirador de colores: sol, vaga mariposa
Que colgabas a la tarde de primavera,
En el cenit azul, una caricia rosa!
¡Jardín cerrado, en donde un pájaro cantaba,
Por el verdor teñido de melodiosos oros;
Brisa suave y fresca, en la que me llegaba
La música lejana de la plaza de toros!
…Antes de la amargura sin nombre del fracaso
Que engalanó de luto mi corazón doliente,
Ruiseñor niño, amé, en la tarde de raso,
El silencio de todos o la voz de la fuente.
Juan Ramón Jiménez, Infancia
                                              
¡Infancia! ¡Piscina azul, chocolate, familia,
bicicleta anaranjada, nieve!
Esos mordiscos que tú me dabas
cuando te enfadabas.

¡Pabellón cerrado, con pájaros revoloteando
por el estruendo de los gritos alegres
de niños entusiasmados!
Brisa fría y cortante, que me golpeaba
la cara en aquellas tardes de invierno.

¡Pequeño corazón encogido por el frío,
pero a la vez caliente y alegre!
¡Dichosa infancia, que cada vez
recuerdo más lejana.

Por Maitane Vivanco (2º de la ESO)
                                              
¡Infancia! ¡Grandes campos, altos montes,
huertos multicolores! ¡Luna, río caudaloso
que cabalgas, al anochecer veraniego,
sobre la sombra vieja de los viejos chopos!

La gran plaza rosada testigo fue
de los juegos de los más pequeños.
Sol ardiente, de ti nos refugiábamos
en la fresca sombra, cantando alegremente.

Antes de la dolorosa despedida,
que en mi rostro dejó una triste  sonrisa,
allí estábamos los jóvenes niños
disfrutando juntos de los últimos recuerdos.

Por Uxue Vadillo (2º de la ESO)

miércoles, 28 de noviembre de 2012

THE SECRET DIARY OF ADRIAN MOLE (SUE TOWNSEND)


Bajo el impresionante chaparrón nos escribe Estíbaliz, nuestra muy anglófila Jefa de Estudios, para animarnos a leer con ella y con algunos de sus alumnos El diario secreto de Adrian Mole, de Sue Townsend, que, por lo que nos cuenta, parece un perfecto ejemplo de que, cuando las historias son buenas, nunca pasan de moda. Desde aquí, ¡cómo no!, le agradecemos su recomendación y le decimos desde ya que nos ha convencido, so... would you lend it to me, please? Thank you, Estíbaliz!
                                               
Los alumnos de 1º de Bachillerato están leyendo este trimestre la versión adaptada por Burlington Books de The Secret Diary of Adrian Mole. He de reconocer que por primera vez una alumna me ha contestado un sincero “sí” a la pregunta “do you like this book?” sin añadir ningún “pero” después.
El libro es el diario de Adrian Mole, un joven de 13 años (y tres cuartos), aficionado a la lectura y decidido a ser poeta, que nos cuenta desde su peculiar punto de vista la relación con su familia y amigos, sus preocupaciones y aspiraciones e incluso comenta algunas cuestiones de la vida de la Inglaterra de los años 80, como el sistema sanitario o la boda real de Carlos y Diana. Aunque se expresa con mucha seguridad, a menudo malinterpreta las situaciones que se dan a su alrededor y esos malentendidos nos hacen reír en cada página. El diario comienza con los buenos propósitos de Adrian para el año nuevo, entre ellos, “dejar de explotarse los granos” y nos cuenta su día a día a lo largo de 1981, cuando su madre se fuga con un amante, su padre pierde el trabajo, se enamora por primera vez y se hace amigo de un anciano de 80 años.
Os recomiendo esta novela que, treinta años después de su publicación, sigue haciendo pasar muy buenos ratos a lectores de todas las edades.
Por Estíbaliz Vizán Martín

sábado, 10 de noviembre de 2012

“EL GUARDIÁN DEL INFRAMUNDO” (FERNANDO PÉREZ) IT IS HALLOWEEN TIME! (II)



Lo prometido es deuda y aquí, Bajo el diente del ahorcado, somos gente de palabra. Una semana después volvemos, pues, con la segunda y última entrega de nuestro especial de Halloween. Viene firmada, ¡cómo no!, por Fernando Pérez, de 4º de la ESO, que en este primer trimestre se está mostrando como un blogger más que entusiasta y se ha propuesto en esta ocasión ponernos la piel de gallina y los pelos de punta con una macabra historia sobre tenebrosos cementerios y gigantescas gárgolas. Leed, leed, mis jóvenes amigos y a ti, Fernando, ¡enhorabuena y gracias! ¡Que cunda el ejemplo!
                                              

Había ido, como cada mes, a visitar la sepultura de mi difunto padre. Esta se hallaba en el cementerio de un pueblo oscuro, oculto entre montañas áridas y prados ocres. Ha pasado ya el tiempo y aun no sé por qué quiso ser enterrado en ese lugar, al que tan solo había acudido un par de veces.
Así pues, ahí estaba, frente a una gran gárgola alada de piedra que se apoyaba en cuclillas sobre su pedestal. Era realmente escalofriante: tenía alas de murciélago, el cuerpo fuerte y escamoso, cuernos puntiagudos y unos dientes afilados como cuchillos. Este monstruo vigilaba desde su muerte la tumba de mi padre, que, ubicada a sus pies, estaba adornada con un pequeño ramo de rosas rojas, el único color vivo en ese cementerio lúgubre, poblado de árboles desnudos y ennegrecidos, y en el que, cuando soplaba el viento, este parecía querer llevarse consigo el alma de quien se atreviera a cruzar su entrada.
Me arrodillé para retirar los hierbajos de la lápida, descuidada y llena de grietas, y a cuya piedra el musgo y el agua habían pasado factura. En silencio, continué limpiando cuidadosamente los bordes de la tumba.
-Mírame -dijo delante de mí un susurro tenebroso.
Levanté la cabeza y dirigí la vista en todas direcciones. No había nadie. Habrá sido el viento, pensé. Volví a mi trabajo, dejando de prestar atención a mis oídos.
-¡He dicho que me mires! Esta vez fue un grito, y no un susurro, lo que trajo consigo el viento.
Volví a levantar la cabeza algo asustado, pero seguía sin reconocer de dónde provenían exactamente aquellas palabras. De repente, un escalofrío recorrió mi espalda y clavé mis ojos en los de la gárgola.
- ¿Qué haces aquí? –preguntó firmemente.
Un aire gélido que partía de la monstruosa estatua me golpeó en la cara.
- Ahora, responde a mi pregunta –insistió con voz amenazadora.
-He… He venido a visitar la tumba de mi padre- contesté yo, aterrorizado.
El monstruo rió de un modo inquietante. Tras una breve pausa, la estatua comenzó a temblar, desplegó completamente las alas y se levantó erguida sobre sus patas, mostrando a una bestia descomunal que medía más de dos metros de altura. El coloso soltó un gran grito de liberación. En el momento en el que yo intentaba levantarme para salir huyendo, el suelo se abrió bajo mis pies.
Me deslicé por un terraplén, hasta caer en un pequeño habitáculo lleno de restos humanos. A mi derecha había una gran roca y, tras ella, un orificio del que provenía la luz rojiza de un fuego.
Una gran llamarada salió del agujero y comenzó a propagarse hacia mí con extrema rapidez. Intenté escalar por el terraplén, pero resbalaba continuamente y, en varias ocasiones, el fuego me alcanzó los talones.
Finalmente, conseguí llegar hasta arriba y levantarme. La bestia chilló aun más fuerte. Comencé a correr. Una fuerte explosión salió del agujero, lanzándome unos metros adelante. Aterricé en el suelo boca abajo, me giré y sentí sobre mí la fría mirada de la estatua. Al levantarme, salí corriendo a toda prisa y, jadeante y al límite de mis fuerzas, conseguí huir del cementerio.
Jamás he vuelto a visitar los restos mortales de mi padre, pero hay quien dice que, especialmente en las noches de luna llena, se escucha el batir de alas de un extraño animal que sobrevuela las lápidas centrales del cementerio, acompañado del lamento de las almas de aquellos que, con menor fortuna que yo, un día visitaron el inframundo.

Por Fernando Pérez (4º de la ESO)