Se
nos presenta este curso de lo más creativo y nosotros, claro está, estamos
encantados de ello. Si el pasado mes Fernando y Daniel, de 4º de la ESO, nos
sorprendían y aterrorizaban con sendos relatos originales, hoy nos visitan Uxue
Vadillo y Maitane Vivanco, de 2º de la ESO, para dejarnos por aquí las
magníficas, brillantes versiones que de un poema de Juan Ramón Jiménez han realizado bajo
la atenta supervisión de María, su profesora de lengua. Os dejo en primer lugar
el poema original para que veáis qué gran trabajo han realizado. ¡Enhorabuena,
chicas!
¡Infancia!
¡Campo verde, campanario, palmera,
Mirador de colores: sol, vaga mariposa
Que colgabas a la tarde de primavera,
En el cenit azul, una caricia rosa!
Mirador de colores: sol, vaga mariposa
Que colgabas a la tarde de primavera,
En el cenit azul, una caricia rosa!
¡Jardín
cerrado, en donde un pájaro cantaba,
Por el verdor teñido de melodiosos oros;
Brisa suave y fresca, en la que me llegaba
La música lejana de la plaza de toros!
Por el verdor teñido de melodiosos oros;
Brisa suave y fresca, en la que me llegaba
La música lejana de la plaza de toros!
…Antes de la
amargura sin nombre del fracaso
Que engalanó de luto mi corazón doliente,
Ruiseñor niño, amé, en la tarde de raso,
El silencio de todos o la voz de la fuente.
Que engalanó de luto mi corazón doliente,
Ruiseñor niño, amé, en la tarde de raso,
El silencio de todos o la voz de la fuente.
Juan Ramón
Jiménez, Infancia
¡Infancia! ¡Piscina azul, chocolate, familia,
bicicleta anaranjada, nieve!
Esos mordiscos que tú me dabas
cuando te enfadabas.
¡Pabellón cerrado, con pájaros revoloteando
por el estruendo de los gritos alegres
de niños entusiasmados!
Brisa fría y cortante, que me golpeaba
la cara en aquellas tardes de invierno.
¡Pequeño corazón encogido por el frío,
pero a la vez caliente y alegre!
¡Dichosa infancia, que cada vez
recuerdo más lejana.
Por Maitane Vivanco (2º de la ESO)
¡Infancia!
¡Grandes campos, altos montes,
huertos
multicolores! ¡Luna, río caudaloso
que
cabalgas, al anochecer veraniego,
sobre
la sombra vieja de los viejos chopos!
La
gran plaza rosada testigo fue
de
los juegos de los más pequeños.
Sol
ardiente, de ti nos refugiábamos
en
la fresca sombra, cantando alegremente.
Antes
de la dolorosa despedida,
que
en mi rostro dejó una triste sonrisa,
allí
estábamos los jóvenes niños
disfrutando
juntos de los últimos recuerdos.
Por
Uxue Vadillo (2º de la ESO)
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