lunes, 19 de octubre de 2015

FANÁTICOS EN SERIE (V) "LES REVENANTS", FABRICE GOBERT (CECILIA BLANCO PASCUAL, CAECILIA)

En tiempos nostálgicos nos escribe nuestra ya conocida Caecilia, que se niega con todas sus fuerzas a despegarse del diente del ahorcado en todos sus sentidos. 
Esta vez, nos deja una reseña de Les Revenants, una obra francesa de Fabrice Gobert que no piensa usar el tópico Zombie como la gran mayoría de series y películas de hoy en día. Lejos de disparos y muertes brutales, -excepto por algún que otro asesino en serie- nos demuestra que siempre quedan ficciones televisivas al margen del resto, tan especiales como quien hoy nos escribe. Agradezco con creces, cómo no, tu dedicatoria del comienzo y, definitivamente, me has convencido a lanzarme a esta interesante serie de muertos vivientes más cruda y humana. Respecto a la dedicatoria del principio, Gratias Plurimas, el entusiasmo y la ilusión son lo último que se pierde. ¡Muchas gracias por tu reseña y colaboración, Caecilia! Nosotros, por supuesto, también nos llevamos magníficos recuerdos por tu parte. 
  
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FANÁTICOS EN SERIE: LES REVENANTS
(FABRICE GOBERT)

A Jorge E. por no dejar que decaiga el entusiasmo

Los vivos por un lado y los muertos por el otro. Bien claro lo tenían ya griegos y romanos, tal y como certifica una geografía infernal diseñada para disuadir a los aventureros de adentrarse allí donde no les corresponde: un barquero codicioso a la orilla de la laguna Estigia, unas vistas nada agradables de los tormentos que los condenados sufren a perpetuidad y el Can Cerbero como fiero guardián. Sí, las escapadas de los vivos al inframundo les fueron concedidas tan solo a héroes como Heracles, Odiseo y Eneas e, incluso en estos casos, no pasaron de meras visitas de médico. En caso contrario, uno se exponía al desastre. Y no fue más fácil el viaje en sentido inverso. Preguntadle, si no me creéis, a la Eurídice de Orfeo.
Digámoslo de nuevo: los vivos por un lado y los muertos por el otro. Sin embargo, se multiplican de un tiempo a esta parte las ficciones en las que los muertos abandonan su retiro, cualquiera que este sea, y vuelven con ojos desorbitados, andrajosos y tambaleantes a infectarnos a los vivos a base de dentelladas. Sí, los zombies están de moda, por obra y gracia de series como The Walking Dead, películas como Guerra Mundial Z o incluso peculiares adaptaciones de -oh my God!- novelas victorianas.
El punto de partida de Les revenants puede parecer inspirado por esta moda de lo zombie. En un en apariencia idílico pueblo de un valle alpino vuelven a la vida un puñado de muertos de variada edad y condición. Salen de la nada y retornan a sus casas para pasmo de sus familias, si las tienen, con el aspecto que tenían justo antes del momento fatal y sin ser conscientes de que llevan cuatro, siete, diez o treinta y cinco años muertos. Ni farfullan, ni bizquean, ni se tambalean, ni muerden. Bueno, uno de ellos, asesino en serie, sí que muerde a las incautas que han olvidado que tiempo atrás hubo un túnel que no debían atravesar, pues el peligro acechaba en forma de caminante encapuchado. Mas muerde porque lo hacía en vida.
Todos y cada uno vuelven a sus rutinas, o eso intentan: la adolescente que se precipitó con el autobús en el que viajaba, el depresivo que se suicidó el mismo día de su boda, la esposa del profesor Costa, el citado psicópata y un niño un tanto siniestro que encuentra a su particular hada madrina en Julie, una enfermera solitaria. El conflicto se plantea en lo afectivo y lo personal. Este es el primer acierto del planteamiento y se agradece en unos tiempos en que, por lo general, los guionistas se procuran la atención del espectador a base de golpes de efecto cada vez más dramáticos. El segundo no es otro que el eficaz uso del flash-back, nunca gratuito como en la cada vez más lejana Lost, sino perfectamente integrado, como en los mejores capítulos de Orange is the new black. El tercero es el ritmo pausado pero seguro, con una trama que avanza levantando más incógnitas que las que resuelve, es cierto, pero organizadas todas ellas en torno a tres ejes fundamentales: 1. la médium, Lucy; 2. el niño siniestro, Victor; 3. el agua del embalse. Todo ello viene además envuelto en una fotografía y música -a cargo del grupo escocés Mogway- tan sugerentes como misteriosas, propias de un sueño inquietante -¿una pesadilla, quizá?-. El resultado es, en fin, más que notable, pura sofisticación y elegancia y, sobra decirlo, très très français y lleva a quien firma estas líneas a preguntarse, una vez más, ¿por qué en España no se hacen ficciones así?

Así que ya sabéis, fanáticos en serie, ved, ved Les revenants. Y, por supuesto, recibid todos, un enorme abrazo de Caecilia, que se acuerda mucho y muy bien de todos vosotros.



jueves, 15 de octubre de 2015

HERE WE GO AGAIN!

Here we go again!



Siempre quedan soñadores. Pocos, pero siempre quedan soñadores.
Hay, sin excepción, algún que otro individuo que es diferente. 
En este mundo todos somos especiales a nuestra manera, pero siempre podemos crear unos grupos en función de nuestros gustos, nuestras aficiones, y todo aquello que encontremos en común con los demás. 
Ese era el fin del Blog, o al menos, fue lo que me hizo ver su anterior administradora. - ¿Anterior? ¡Actual! - 

La finalidad de este rincón virtual era exponer, hablar, opinar, dar a conocer, expresar y mostrarnos los unos a los otros, qué es aquello que nos quita el sueño a la hora de dormir. Eso que, acostados en la cama y tras apagar la luz, nos sigue trayendo pensamientos fugaces admirando lo que acabamos de experimentar, el vuelco que te acaba de dar al corazón o, por qué no, lo poco que te ha gustado. 

Todos - espero -  hemos leído al menos un libro. Todos nos hemos dejado cautivar por el aroma de las páginas y la tinta avanzando a velocidad cada vez más inquieta, leyendo línea tras línea, página por página, admirando cómo, poco a poco, nos dejamos introducir en nuevos mundos e historias.

Tras observar el punto y final del libro, hay algo que nos corroe, una necesidad inhumana de gritar, de explicar todo lo que ha pasado, de decir que ha sido una experiencia increíble o lo poco que la hemos disfrutado.

Y por eso me presento hoy aquí. Para decir que no sois los únicos, que todos experimentamos cosas así, que estamos hechos de carne y hueso, y que, con una sonrisa, aceptaremos todas vuestras opiniones en este lugar. Tanto si son sobre literatura, como si hablamos de teatro, de cine, de viedojuegos de arte o de cualquier medio que nos haya causado sensación, que haya despertado nuestra sensibilidad.

Así que, gracias por todo Caecilia, aunque lleguemos un mes tarde, estamos de vuelta.
Esta vez no solo uno, sino tres somos los factotums del lugar, que intentaremos por todos los medios, que sea un lugar libre de expresión y lleno de vida



Jorge Erostarbe Ochoa (Uno de esos soñadores)