Ha vuelto a hacerlo. Barajaba yo estos días qué título me permitiría
pasarme por aquí a desearos a todos, amigos, compañeros y alumnos, un más que
feliz verano y acabo de encontrarme en mi buzón una breve nota que me ofrece la
ocasión perfecta. Viene firmada, ¡cómo no!, por Carmen, la dama de la bata
blanca, la mujer de las mil bolsas y otros tantos títulos, a la que quien desde
aquí os escribe ya está echando de menos, pese a que todavía no se nos ha
marchado.
¡Ay! Si ayer despedíamos a una generación de brillantes bachilleres, el
próximo viernes diremos adiós a unos cuantos compañeros de los que dejan huella
por su alegría, gracia, entusiasmo y generosidad. Una de ellas es Carmen, que
ha querido despedirse de este rincón tan suyo poniéndoos a todos y poniéndose a
sí misma unos ligeros deberes de verano. Desde aquí, como siempre, le damos las
gracias por su fidelidad y compromiso y la invitamos a que se siga acordando de
nosotros cuando, después de las vacaciones, se instale en su nuevo instituto.
Eso será, sin embargo, dentro de un par de meses. Lo que nos toca ahora
es preparar la maleta, sacar la toalla y el bañador y prepararnos para
disfrutar de un largo, soleado y muy muy feliz verano. En septiembre nos vemos
con fuerzas renovadas, nuevas ideas y más títulos sobre los que hablar. Con
Carmen os dejo.
¡Hola a todos! la
noche antes del día de fin de curso os escribo para recomendaros un libro para
el verano.
Es otro de Frank Schätzing, del que ya os recomendé El quinto día en mi primera entrada.
Este lleva por título Límite y, gracias a él, vamos a conocer cómo el mundo va a cambiar debido a la intervención humana... No os cuento más porque yo no lo he leído. Ya os he dicho que es para el VERANO. En septiembre hablamos sobre él.
Disfrutad de los talleres y fiesta de fin de curso y ¡¡¡FELIZ VERANO!!!
Por Carmen Eguinoa
Tomillo