sábado, 17 de diciembre de 2011

IT MUST BE CHRISTMAS TIME!


¡Compañeros y amigos! ¡Estudiantes! ¡Lectores todos del IES Doctor Sancho de Matienzo! Abrigaos, frotaos las manos y estad contentos, porque junto con el viento, la lluvia y el frío, llegan ya las vacaciones y la tan esperada Navidad. Quien desde aquí os escribe dedica estos días finales de trimestre a corregir algún que otro examen, a empezar a preparar el equipaje para la vuelta a casa y, por supuesto, a pulir los últimos detalles de la fiesta del próximo Jueves, donde  esperamos divertirnos tanto, al menos, como el año pasado. No quería, sin embargo, dejar de venir Bajo el Diente del Ahorcado a charlar un rato con vosotros, pues la Navidad, además de ser tiempo de estar con la familia y amigos, de comer cordero, langostinos y turrón, puede ser también un momento ideal para leer ¡y regalar! buenas historias. 

Traigo hoy aquí una de mis favoritas, por razones diversas. Para empezar, porque está ambientada en Navidad. Para seguir, porque hace no demasiado tiempo que “discutí” con un par de amigas sobre sus virtudes. Para terminar, porque los mayores de entre vosotros estáis en la edad ideal para leerlo y, si esperáis mucho más, puede que ya no os “llegue” como puede hacerlo. Así que… ¡ahí va! 

Se trata de El guardián entre el centeno, de JD Salinger, que se hizo famoso por desaparecer de la escena literaria poco después de escribir una novela brillante y única como es ésta, cuyo protagonista, Holden Cauldfield, se pasea por Manhattan, recién expulsado de su prestigioso colegio, en una especie de odisea en busca de lo espontáneo y auténtico. Mientras espera y esquiva el golpe que lo devolverá a la realidad, vaga por Nueva York preguntándose por la suerte de los patos del lago de Central Park, cuando éste se congela, charlando con cuantos críos le salen al paso y observando a su encantadora hermana Phoebe en un tiovivo bajo un chaparrón casi bíblico. Suena anodino, lo sé. Pero la peripecia es lo de menos en esta novela de estilo directo y sencilla sólo en apariencia. Lo de más son todos esos pequeños detalles que hacen de Holden uno de los personajes más singulares de la Historia de la Literatura, capaz de emocionarnos e inspirarnos como sólo los más grandes lo hacen. 

Así que ya sabéis, mis jóvenes amigos. Leed, leed, y, si os animáis, venid y contadnos qué otras historias podríamos o deberíamos leer en las ya inminentes fiestas. Y, por supuesto y como es de recibo, ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo para todos!

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