¡Estudiantes! ¡Profesores!
¡Amigos todos del Sancho de Matienzo! ¿Creíais que me había ido? ¡Pues no!
Bueno, sí, pero, como prometí, vengo a daros la lata un poco. El caso es que estamos en plena carrera de los Oscar, llevo unos cuantos
días intercambiando opiniones sobre las candidatas de este año con el bueno de
Jorge y hemos decidido hacer una porra a ver quién acierta a los premiados en más
categorías. Hay, al parecer, más valientes que están pensando en unirse al juego: Jake y Florín. Y para que veáis que somos gente seria y para animar un poco este
rincón, hemos decidido haceros partícipes de nuestro proceso de documentación.
Que vamos a ir colgando por aquí críticas de las películas que vayamos viendo,
vaya. Aquí estoy con la primera, La gran
apuesta.
Para conocer nuestras apuestas
aún tendréis que esperar un tiempo pero os estaréis preguntando, supongo, qué
nos jugamos. Hemos estado dándole vueltas y decidido que el ganador le impondrá
al perdedor qué libro tiene que leer y reseñar. Más me vale ganar porque mi muy
ladino compañero administrador ya está barajando candidatos para mí y se habla de Crepúsculo, Cincuenta sombras de Grey... ¡Ay! Les va a tocar esforzarse, eso sí,
que una tiene experiencia en estas lides y hace cinco años ganó la porra
organizada por el Ayuntamiento del valle y el cine Amania. Alea iacta est... ¡Comenzamos!
LA GRAN APUESTA (ADAM MCKAY)
A primera vista, y a pesar de
su cartel plagado de estrellas (Brad Pitt, Christian Bale, Steve Carell, Ryan
Gosling...) puede parecer una película poco atractiva -si es que tal cosa es
posible con tales nombres de por medio-. Su tema no es otro que el crack de la burbuja inmobiliaria en
Estados Unidos en el año 2008, cuyas consecuencias, aunque algunos se empeñen
en negarlo, aún seguimos pagando hoy día. En concreto, se centra en unos
cuantos outsiders que supieron ver a
tiempo la mentira sobre la que estaba construida la aparente prosperidad
estadounidense, las hipotecas basura, y cómo estos inversores aventureros se
enriquecieron apostando contra el sistema. Una servidora reconoce que tenía una
idea bastante vaga de la cuestión y que, gracias a La gran apuesta, me he hecho una buena composición de lugar. Pero
es que, además, la película divierte.
Si echáis un vistazo a la
carrera del director, Adam McKay, veréis que es un habitual del género cómico y
también se ha ceñido a sus convenciones para contar estar historia: el tono es
desenfadado, muy llamativo visualmente, hay cameos de estrellas de la cultura
popular estadounidense como el chef Anthony Bourdain o la cantante Selena Gomez,
que intervienen para explicarnos directamente a los espectadores algunos
conceptos económicos complejos. Por cierto, esta va para mis antiguos alumnos,
¿recordáis cómo se llamaba el mecanismo por el que se rompía el pacto de
ficción y se nos recordaba que estábamos viendo una película u obra de teatro?
¡Premio, señores! La fractura de la cuarta pared. El estilo, en resumen, es
ágil y divertido.
Si tengo que ponerle una pega
es que, según creo, el dilema ético, aunque apuntado gracias a los personajes
de Brad Pitt y, sobre todo, Steve Carell, está poco desarrollado. ¿Qué dilema
ético? El de basar el enriquecimiento personal, obsceno, además, en la ruina de
miles de ciudadanos de a pie que, bien por desconocimiento, bien por temeridad,
bien por ambas cosas, se dejaron estafar por los grandes bancos, que, sobra decirlo,
no se han responsabilizado de nada.
La gran apuesta es, en
definitiva, una película estupenda y, si tenemos en cuenta el premio que acaba
de recibir del gremio de productores, una firme candidata para llevarse la
estatuilla dorada. Así que ya sabéis, mis jóvenes amigos, ¡todos al cine a ver La gran apuesta!
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