Que Jorge Erostarbe tiene un
prometedor futuro en el mundo del periodismo cultural hace ya tiempo que lo
tengo claro, desde que en un coloquio posterior a una obra teatral oí cómo, a
sus 11 años, le preguntaba al director del montaje si se identificaba con el
movimiento hipster. Llegó después su
reseña de Breaking Bad y todas las
que generosamente nos ha regalado este año manteniendo con vida este lugar.
Que no corran buenos tiempos
para la lírica no debería desanimarlo, pues todas y cada una de sus piezas son
una muestra -¡otra más!- de que la educación es mucho más que la adquisición
pasiva de saberes con los que obtener un trabajo. La Secundaria, amigos todos,
ESO y Bachillerato, debería contribuir también a despertar sensibilidades
varias que nos permitan disfrutar y apreciar las Artes y las Letras. Yo no sé
si ello redunda en beneficio económico o no. Francamente, me da igual. Lo que
sí sé es que el conocimiento nunca es inútil. Como mínimo, es divertido y
contribuye a la forja de ciudadanos más felices.
Con su entusiasmo por la
música, la narrativa, la ficción televisiva y el cine, y con su participación
altruista y generosa en esta polvorienta esquina, nos sigue demostrando una y
otra vez -a mí, al menos- que hay esperanza, pues quedan aún resistentes que
hacen las cosas porque sí, sin atender a fines concretos.
¡Bravo, Jorge!
Cecilia
Antes de comenzar, recomiendo que os paséis por mi análisis de La tumba de las luciérnagas para que no prejuzguéis ni relacionéis necesariamente el género de animación con edades infantiles.
No os asustéis tampoco con el título
en cuestión. Sí, es japonés, y se trata de una serie de animación, por lo que
inevitablemente cuenta con una idiosincrasia propia. En ocasiones, es cierto,
algunas escenas parecen absurdas y
fuera de contexto. Sin embargo, si nos tapamos los ojos frente a estas y sacamos
provecho al núcleo y a las virtudes de este anime,
es posible que vuestro modo de contemplar la música cambie.
Shigatsu
wa kimi no uso abarca muchísimos temas y los transmite de una
manera muy especial. Es una de esas series que te hace apreciar mucho más aquello
que desconocías o creías conocer.
Nos pone en el papel de Arima
Kousei, un adolescente japonés, prodigioso al piano, que por un trauma infantil
se ve incapaz de volver a tocar su instrumento. Su vida se ve en blanco y
negro, insípida y melancólica, hasta la llegada de Kaori Miyazono, una bipolar
y enérgica chica, que, sin motivo aparente, está más que dispuesta a devolver a
Kousei al escenario.
Seamos claros, el argumento no
tiene nada de especial y se reduce a un más que típico drama romántico
adolescente, pero vayamos al jugo y a los detalles que la hacen especial.
Shigatsu
wa kimi no uso es una serie sobre la inspiración, la superación,
las metas que nos proponemos, la frustración y la satisfacción del duro y bien
recompensado esfuerzo; sobre los ídolos que creamos y las motivaciones que
nosotros mismos buscamos para luchar y seguir adelante. Te hace apreciar muchísimo
más la música clásica y te hace entender que la música en general es una
expresión artística única. Se muestra a la perfección, de hecho, cómo a través
de cada nota, de cada matiz y de cada silencio se pueden transmitir sensaciones
y todo lo que el intérprete quiera de un modo mucho más eficaz y sincero que a
través de las palabras. Sutil pero nunca inadvertida, te hace diferenciar
perfectamente las diferentes maneras de tocar una obra. Puedes ver claramente
cuándo el violín está desgarbado, cuándo el piano va ligeramente desacompasado
o cuándo el intérprete está siendo demasiado brusco y rectifica, al apreciarlo, antes, incluso, de
que se comente de forma explícita.
Se utiliza de un modo muy
eficaz el tradicional recurso de la animación japonesa de comentar a cada
momento, en este caso, cada una de las piezas musicales, mostrándonos los
pensamientos del protagonista, de sus contrincantes, del público y de los
jueces, sin caer nunca en el exceso.
La fluida y vistosa animación y
a una sublime banda sonora terminan de componer una mezcla perfecta que me lleva
a recomendaros este anime tan
especial. Os garantizo que os acordaréis de sus términos cada vez que escuchéis
a algún intérprete y que llegaréis a apreciar mucho más el maravilloso mundo de
la música. Disfrutad, uno a uno, de cada uno de sus entretenidos conciertos.
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